Héctor Mujica
Nacido
durante el régimen gomecista (1908-1935) aprende desde muy joven a luchar por
las reivindicaciones sociales de los más desposeídos, Ingresa en 1944 a la
organización política Unión Popular Venezolana; estos años también marcan sus
primeros pasos en el periodismo de opinión.
En
1951 obtiene la licenciatura en Filosofía y Letras. Mujica integró el grupo
literario Contrapunto, conformado por destacados escritores liderados por
Andrés Mariño Palacios; esta agrupación irrumpe a partir de 1946 con el
propósito de estudiar las nuevas teorías contemporáneas y sus vinculaciones
literarias, como eran el existencialismo y el psicoanálisis.
El
enfrentamiento clandestino contra el gobierno de Marcos Pérez Jiménez y su
militancia comunista lo llevaron a la prisión en varias oportunidades; preso y
torturado en la Cárcel Modelo de Caracas en 1955, logra salir al exilio en
Chile. Allí se graduó de periodista y colaboró en los diarios El Siglo, Las
Noticias de Última Hora y en La Gaceta de Chile, dirigida por Pablo Neruda.
Testimonio de este destierro son las crónicas Chile desde adentro y Venezuela desde afuera (1964).
De regreso al país en 1958, se incorpora a la Universidad Central de Venezuela como profesor de la cátedra de Periodismo Informativo y de Opinión en la Escuela de Periodismo, asume de igual modo la dirección de esta Escuela.
De regreso al país en 1958, se incorpora a la Universidad Central de Venezuela como profesor de la cátedra de Periodismo Informativo y de Opinión en la Escuela de Periodismo, asume de igual modo la dirección de esta Escuela.
Según él,
la comunicación ocurre cuando hay "interacción recíproca entre los dos
polos de la estructura relacional (Transmisor-Receptor)" realizando la
"ley de bivalencia", en la que todo transmisor puede ser receptor,
todo receptor puede ser transmisor. "Es la correspondencia de mensajes con
posibilidad de retorno mecánico entre polos igualmente dotados del máximo
coeficiente de comunicabilidad".
Los únicos
seres capaces de establecer procesos comunicacionales y sociales, transmitir y
recibir intelectual y sensorialmente son los seres humanos, los cuales poseen
lo que Pasquali denominó el "con-saber" de la conciencia de la
co-presencia de ambos para que se dé la comunicación, (el saber que existen dos
presencias, la del "otro" y la propia), que interactúan
simétricamente, tratando de acondicionar la voluntad de entendimiento mutuo, es
lo que se denomina diálogo.
Para Pasquali la comunicación es lineal porque
"la comunicación se dirige hacia adelante y al hecho de que no puede
hacerse retroceder una palabra ya emitida" DANCE. Las conductas observadas
y expresadas en el pasado, no se puede transformar en el futuro, si fue una
comunicación positiva o negativa, tendrá
las mismas características sin evolucionar en el tiempo, porque se
consideren la comunicación situándola en el momento donde lo que ya se ha
expresado no se puede cambiar.
Pasquali
diferencia la comunicación de la
información, siendo esta última
un proceso de transmisión asimétrica, donde los mensajes emitidos carecen de
retornos no mecánicos, esto es, con bajo coeficiente de comunicabilidad. El diálogo
se sustituye aquí por la alocución, por el camino unidireccional y sin retorno
del mensaje.
Por
tanto, propone sustituir el concepto de "teoría de la comunicación"
por "teoría de la información", con una clara distinción entre
las vertientes cibernética y antropológica del denominador teórico o
conceptual. La teoría matemática de la información cobra sentido cuando se
reconoce entidad cognitiva al receptor. Afirma que en realidad no es correcta
la denominación de medios de comunicación de masas, porque no hay en el proceso
que describen bivalencia, simetría, diálogo. Se trata de medios de información,
con un coeficiente de comunicabilidad bajo. Los medios no sólo cosifican al
receptor, sino que producen sobre él un efecto paralizante, ya que le restringen
su posibilidad real de la comunicación, su capacidad de intervención. Entre los
medios y la sociedad se da una relación de mutua ‘inmanencia dialéctica’,
resultando que el nivel cultural de una sociedad dada está relacionado con el
papel que juegan los medios, de modo que cuando el nivel cultural es más bajo
el efecto de aquellos sobre la sociedad resulta mayor.
Entre
sus obras se destacan: Pez dormido
(1947), Las tres ventanas
(1953), La historia en una silla:
Antonio Leocadio Guzmán (1958), El
imperio de la noticia (1967), Los
tres testimonios y otros cuentos (1967), Sociología de la comunicación (1977), Cuentos de todos los diablos (1981), y La noche de los ayamanes (1988), entre otros.
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